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dimarts, de febrer 01, 2005

No es obligatori llegir-s'ho

Parasite God
El cadáver desnudo acostado en el suelo y su vida impregnando de color escarlata las sábanas de la inocencia fue lo único que quedó de la pasada noche fatídica. Un escalofrío me subió por el espinazo estremeciendo todos los musculos de mi cuerpo; por un instante creí que la sensación de miedo que aquella habitación me producía no dejaría moverme durante unos minutos.
Un relámpago arrancado de las nubes matinales me hizo volver en mi y salí del cuarto. No reparé en recoger las armas del "crimen" ni hacer desaparecer las huellas, no me importó. Afuera había poca luz aún, el cielo nublado acechando tormenta i la hora anterior al alba infundían una imagen fúnebre al entorno. Cualquier parte sería mejor que allí de dónde venía. Empezé a caminar i no podía sacarme del pensamiento su mirada. Era fría y fija como diamantes incrustados. Cada vez andava más deprisa y con más ansias de olvidar lo ocurrido. Creo que empezé a gritar mientras me iba dando golpes contra las paredes de las casas a banda y banda de los callejones. Tropecé y me dí con la cabeza en un bordillo afilado que me arrancó unos cuantos dientes, pero no sentí nada. Miré hacia delante y vi que la calle se acababa, había llegado a la bahía del pueblo.
Crucé la carretera y un camión me lanzó de un golpe hacia la otra parte de la carretera, se me rompieron un par de costillas. Como pude levanté los ojos hacia el mar, nunca lo había visto tan agitado y rabioso. Unos quince o veinte metros se levantaban hasta el nivel de la carretera y abajo las olas rompían con fuerza contra las rocas afiladas. Me levanté y por un momentó vacilé en lo que estaba a punto de hacer. Pero mis sentimientos y mi paranoia vencieron a mi razón. Nunca creí que tardara tanto tiempo en sentir llegar la muerte.